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Philip Wilson, el secreto del éxito con una startup social

Alexis Canahui, realiza esta entrevista con Philip Wilson, fundador de una de las startups más emblematicas del Ecosistema de Emprendimiento en Guatemala: Ecofiltro.

“Muchos de nuestros clientes van a ríos para comprobar si el agua sucia se filtra al verterla en un Ecofiltro y logran comprobar que el agua sale cristalina. Si a un Ecofiltro le vierten una gaseosa, saldrá agua pura”.

Es casi imposible hablar con Philip en un mismo lugar, durante la entrevista no dejaba de moverse. Con una gran pasión y entusiasmo nos explicó cada área del proceso de fabricación de los Ecofiltros. Su fábrica se ubica a pocos kilómetros de la ciudad de Antigua Guatemala; así que también aprovechamos el viaje para un poco de turismo obligado en la Antigua.

Escuché hablar del Ecofiltro muchas veces, sin embargo nunca imaginé lo magnitud del ‘proyecto’, ya que siempre que uno habla de un emprendimiento social piensa en algo de dimensiones pequeñas; al menos eso era lo que tenía en mente con la empresa de Philip. Cuando llegamos a su fábrica, quedé totalmente impresionado con lo que presencié. Así que prefiero invitarlos a que vean el siguiente video para que tengan mejor idea de los que les hablo:

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Una de las frases que Philip enfatizó fue que los emprendimientos sociales no están “haciendo billete”, así, a lo chapin, aunque su español suena al típico extranjero, ya que vivió por muchos años en Australia.

Aunque él no es el inventor del Ecofiltro, él ha sido la persona clave que ha llevado a la empresa a vender más de 300 000 filtros en Guatemala, y ha llevado el modelo de negocio a: México, El Salvador, Honduras, Costa Rica y Guatemala. Próximamente la marca se expandirá a Colombia y Nicaragua.

En Guatemala Ecofiltro también se encarga de entrenar a emprendedores sociales de otros países que quieren replicar el modelo de Ecofiltro e impactar la salud de sus paisanos con acceso a agua potable, a través de un modelo que es financieramente sostenible gracias a su rentabilidad.

Philip asegura que los emprendimientos sociales ven con lástima al mercado rural, sin embargo él con la compañía ha logrado aprovechar este mercado ya que en Guatemala, desde el 2009 hasta finales del 2016, han entregado más de   209 000 filtros solamente en el área rural, y más de 85 000 en áreas urbanas del país. En México, Costa Rica y Honduras recién han iniciado operaciones, y han llegado a más de 20 000 familias en los últimos 12 meses.

¿Cómo nace la pasión por el emprendimiento social?

Decidí encontrarle un sentido a mi vida. Llegué a un punto en donde me sentí en la necesidad de trascender, y comprendí que la única manera de hacerlo es ayudando a los demás. Así que me enfoqué en apoyar con uno de los elementos más importantes para las personas, como lo es el agua. Muchos son los factores que hacen que nuestra gente no se desarrolle adecuadamente, y el agua es uno de ellos, ya que, cuando las familias —sobre todo las de escasos recursos— no cuentan con agua purificada, son más propensas a enfermarse, no crecen y disminuye su potencial.

¿Cómo surgió la idea de crear el Ecofiltro?

Esta idea surgió desde 1982 cuando Fernando Mazariegos laboraba para el Instituto Centroamericano de Investigación y Tecnología Industrial —Icaiti—. El BID le dio USD 500 000 para que junto a su equipo encontraran una manera de purificar agua utilizando materiales y mano de obra local. Después de dos años lo lograron, pero el Icaiti cerró porque los gobiernos pararon de dar aportes anuales, dejando el proyecto por un lado. Fernando sabía que el proyecto era muy importante como para que se quedase olvidado en una gaveta y decidió donarlo a la humanidad. La primera fábrica fue en Ecuador. En total hay 59 fábricas, las cuales se encuentran en África, Asia y Latinoamérica.

Fernando donó esta idea para que cualquier persona del mundo pudiese desarrollarla.

Hemos tenido delegaciones de Marruecos, Egipto…, nos han visitado algunos jóvenes de Harvard que, aunque son americanos, los hemos entrenado acá para que hicieran la fábrica No. 59 en Uganda.

Cuando voy a África noto que el filtro chapín es el más cotizado, y el secreto de este es que el agua es más rica comparada con los demás filtros, el sabor y la frescura del agua lo hace distinto de los demás. Brinda un sabor característico que es reconocido por los que beben el agua de nuestros filtros, quienes identifican que el agua proviene de Guatemala; es algo que está impactando en varias partes del mundo.

Fernando empezó la creación de los filtros en la fundación de mi mamá, junto a mi hermana, que se encontraba desarrollando proyectos de cloración de agua. No obstante, solamente el 3% de las familias continuaron con el proyecto de mi hermana porque no les gustaba el sabor del agua clorada.

Fernando dio una charla en una de las universidades del país, mencionando varios aspectos culturales relacionados al sabor que el barro proporcionaba al agua y lo bien aceptada que esta había sido durante mucho tiempo, lo cual se convertía en una gran ventaja. Tras varios estudios realizados por expertos comprobaron que, dramáticamente este filtro bajaba la incidencia de infección intestinal, e incrementaba el consumo de agua gracias a que a la gente le gustaba el sabor.

Cada año, mi hermana donaba dos mil filtros, ella miraba a los pobres y sentía lástima, mientras yo los veía como clientes potenciales. De dos mil en dos mil filtros nunca llegaríamos al millón de familias, teníamos que volvernos más como las grandes empresas y menos como una fundación.

Philip Wilson en su fabrica en las afueras de la ciudad de la Antigua Guatemala. Fotografía: Revista Win – Elder Canahui

Decidí pensar más como capitalista para aplicar todo lo que sabía, en resolver este problema social.

Conseguí dos socios, de los cuales cada uno aportó Q500 000 al igual que yo; con ello logramos la construcción de la fábrica. Yo ya había iniciado con la venta del Ecofiltro en el área urbana, y a los inversionistas les llamó la atención que ya éramos financieramente sostenibles, debido a que las ventas urbanas cubrían las ventas rurales.

¿Cuál es el verdadero sentido de una empresa con enfoque social?

Una empresa social debe tener el cerebro de una empresa y el corazón de una fundación. Nosotros funcionamos como cualquier otra empresa; tenemos metas semanales, mensuales, trimestrales y anuales; además de ello tenemos una meta primordial que todos nuestros trabajadores deben tener clara, la cual es llegar a un millón de familias de áreas rurales antes del 2020. La misión siempre es social, pero debe ser sostenible financieramente para que podamos alcanzarla. Toda el área empresarial deber ser mayúscula y lo social minúscula, porque si no se convierte en una empresa rentable no habrá un impacto social.

¿Qué hace diferente tu emprendimiento social de otros emprendimientos?

Hemos logrado escalar y ser rentables a la vez. Hasta el momento creo que somos la única empresa social que realmente está impactando socialmente y haciendo dinero a la vez.

¿Cuál es le secreto para hacer escalable un emprendimiento social?

Un emprendimiento social es escalable por la manera en la que se vende, eso es lo que nos ha ayudado a nosotros; ha sido tan buen modelo, que está siendo replicado en Uganda. Cualquiera puede realizar el filtro pero el nombre Ecofiltro solamente puede ser utilizado por nosotros, no podemos arriesgar nuestra calidad. Desde México, Centro América y Colombia, los filtros llevarán nuestro nombre porque seremos nosotros los que los produciremos; plantaremos una fábrica en cada uno de esos países manteniendo la misma calidad.

Con este proyecto quiero demostrar que como emprendedores tenemos toda la capacidad de resolver un problema social en Guatemala, y para ello no necesariamente tenemos que ser trabajadores sociales.

¿Por qué consideras que la mayoría de emprendimientos sociales no son tan atractivos económicamente y dependen de muchas donaciones?

Porque aún ven a los más pobres como objetos de lástima en lugar de ver a clientes potenciales dignos y capaces de adquirir un producto o servicio de uso diario que mejore su calidad de vida.

¿En qué etapa de la meta inicial se encuentran ahora y cómo lo han logrado?

Me siento muy orgulloso; actualmente llegamos a 100 000 familias urbanas y más de 200 000 familias rurales. Hemos cubierto en un 20% el área rural, y lo mejor de todo es que ha sido de manera rentable.

La mayoría de los hoteles que se encuentran en Antigua Guatemala, ya cuentan con un Ecofiltro, y más aún con la tendencia que se está desarrollando en esa comunidad de dejar de utilizar todo el plástico para que puedan certificarse con varios sellos ambientales.

Para mí lo más lindo es haber llegado a una escala importante, al punto de replicar este modelo en México, Costa Rica, Honduras, El Salvador y Nicaragua para que el éxito se repita en otros países.

¿De las 200 000 familias del área rural, qué porcentaje ha recibido un Ecofiltro gratis?

Ninguno. Todos los han comprado de alguna manera. Nuestro modelo es crear alianzas con empresas grandes para que después podamos donar Ecofiltros en escuelas y, a través de la escuela se los vendemos a los papás.

¿Cómo han logrado financiar todo el proyecto?

Microsoft me compra cada año mis créditos de carbón, lo hacen voluntariamente gracias a que les gusta apoyar a las compañías que están ayudando a resolver problemas climáticos y del medio ambiente. En Guatemala se cortan miles de árboles para usar la leña; con el Ecofiltro se ha reducido en gran cantidad el uso de leña porque las personas ya no la están utilizando para hervir el agua y purificarla. Nosotros financiamos nuestras operaciones, pero para expandirnos obtenemos ayuda de grandes empresas como Microsoft, lo cual nos ha ayudado a adquirir uno de los terrenos más grandes que poseemos. Hemos entablado charlas con Apple para que nos apoyen de la misma manera, pero aún estamos negociando.

¿Cuáles son las próximas metas y proyectos a lograr?

Una de mis metas es que hayan más emprendedores con visión social. Tenemos que dejar atrás a toda la gente que proviene del gobierno y de las ONG que solo quieren «resolver» temas sociales, porque realmente esas son la personas que no entienden como manejar bien los recursos y tener metas. Antes de empezar con todo me fijé una meta: un millón de familias con agua pura antes del 2020. Y como la meta es muy grande, nos enfocamos en tener una fábrica grande que nos ayudara a alcanzarla y lo logramos, y así poder resolver el problema; no una fábrica pequeña con la que solo podamos llegar a mil personas y decir que estoy resolviendo un problema cuando no es cierto. Nosotros empezamos con definir cuál era el sueño y luego trabajamos; estructuramos todo para llegar a esa meta y evitar ser como todas las ONG que piensan que están resolviendo todos los problemas del país, pero no están llegando a una escala donde realmente causen impacto.

En el mundo hay 59 fábricas que producen esta tecnología de filtración chapina. Actualmente este modelo se ha replicado en 38 países (aunque en algunos países bajo otra marca), se están produciendo más de 2 millones de filtros al año. / Fotografía: Win.gt – Elder Canahui

Entre nuestros proyectos estamos trabajando en el desarrollo de una botella como el Ecofiltro, ideal para las personas que suben volcanes, boyscouts... También, trabajamos en el desarrollo de un filtro especial que será llevado a África, este será distinto debido a que el costo tiene que ser aún menor, para ello realizamos una investigación que nos permitirá diseñar un filtro que estará entre dos cubetas, un modelo más sencillo pero igual de funcional.

¿Cómo logran comercializar todos los Ecofiltros aun a las familias de escasos recursos?

A los niños de las escuelas en las que proveemos los Ecofiltros —gracias al patrocinio de grandes marcas— les encanta el sabor del agua que producen los Ecofiltros; ellos se han convertido en los más de 500 000 embajadores que presionan a sus papás para que adquieran un Ecofiltro. El sabor del agua es bastante fresca, eso se lo debemos al barro. En África, Asia y donde se ha medido la aceptación del filtro, siempre gana el filtro Chapín, porque incluso los mayas almacenaban el agua en tinajas de barro, y Fernando —el creador del Ecofiltro—, encontró la manera de que el agua obtuviera el sabor fresco y rico que proporcionaba el barro y que al mismo tiempo pudiese filtrarse.

¿A cuántas personas emplean actualmente?

Tenemos 73 empleados directos entre la planta y las ventas de barro. Indirectos, tenemos cientos, porque nosotros solo realizamos el filtro, todo lo demás es obtenido de terceros; la mayoría de recipientes que utilizamos los realizan artesanos de distintos departamentos y municipios de Guatemala.

El proceso para fabricar un Ecofiltro

En una fábrica abierta con suficiente flujo de aire para el secado, se fabrican diariamente los Ecofiltros, Philip se empeñó porque el proceso fuera totalmente «green».

Los Ecofiltros tienen barro, aserrín y plata colonial. Todos los filtros de agua tienen carbón, nosotros los hacemos con aserrín y plata colonial; la plata siempre ha sido un bactericida natural, cumpliendo la función de neutralizar todas las bacterias. Al mezclarse con el aserrín se hacen unos micro canales y las bacterias se van quedando atrapadas para que no tenga ningún efecto negativo y no cause daño en quienes la consumen.

El barro lo traemos de Rabinal, allí también tenemos operaciones. Procesamos dos toneladas de barro diarias, además, allí mismo tenemos una serie de betas de barro, lo cual significa que tenemos barro para 25 años.

El aserrín lo traemos desde Cobán; no podemos utilizar cualquier aserrín porque eso también contribuye al sabor del agua. En África, como no hay árboles de pino, utilizan cáscara de arroz, que no es lo óptimo pero funciona.

Tenemos dos máquinas mezcladoras que fueron diseñadas especialmente para nosotros por la Universidad de Stanford.

En las mezcladoras vertemos agua, aserrín y barro, que posteriormente sale como si fueran pasteles que contienen uniformemente el barro y el aserrín.

Contamos con dos grandes hornos especiales, en cada uno de ellos caben 240 Ecofiltros; diariamente horneamos 480, los cuales al salir del horno se remojan para luego pasar por el control de calidad. Es importante que estén mucho tiempo en el horneado, a una  temperatura de 700ºC en una curva de nueve horas y media para que se forme el carbón.

Todos lo Ecofiltros cuentan con un número de serie ya que estamos certificados por el Go Standed de Suiza gracias a que producimos créditos de carbono, porque cuando entra un filtro en una familia rural, se evita la quema de 21 libras de leña diarias.

En un día normal de producción, la fábrica se encuentra llena de aserrín y barro, aprovechamos el sol para el secado de los materiales y el viento para el pre secado antes de que entren al horno. Tenemos una huerta orgánica. Aprovechamos todos los recursos naturales.

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