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El Cubo Center, un año impulsando la disrupción en la Antigua Guatemala

El Cubo Center busca posicionar a la ciudad de Antigua Guatemala en el mapa de negocios tecnológicos de la región.

En el marco de el Día Mundial del Emprendimiento, el pasado 29 de abril se realizó en El Cubo Center un conversatorio que contó con la participación de Phillip Wilson de Ecofiltro, Jennifer Menegazzo de Future Now, Katia Cerwin de Valentina, Andrés Murga de Zapato Loco, Roberto Bueso de Grupo Alza y Ana Lucía Gadala de Torrent Consulting. Los siete empresarios compartieron las experiencias y fracasos que tuvieron en el camino del emprendimiento, además, dieron una amplia visión sobre cómo generar más y mejor trabajo aún en tiempos de pandemia.

Win.gt conversó con la cofundadora de El Cubo Center, Christine Wilson, para conocer sobre su experiencia, a pocos días de cumplir un año con El Cubo, y así saber más de la visión a futuro y el camino que seguirá como emprendedora. Esto fue lo que nos dijo:

El Cubo es este espacio que actualmente acoge a diversas personas innovadoras; cuéntanos más acerca del rol que están teniendo ustedes en el desarrollo de nuevas posibilidades para las personas que deciden emprender.

Llevamos más de 20 años viviendo aquí en la región y vimos ese potencial porque nos dimos cuenta de que no había un espacio donde uno pudiera venir, ya sea alguien que empezó un emprendimiento esta mañana, a conectar con alguien que tal vez tiene muchos años y mucha experiencia en una empresa más grande. Yo creo que lo mejor sucede cuando tu tienes esa función creativa entre novato y experto de diferentes edades, que es un poco esa diversidad que se genera cuando ya existe un ecosistema. Entonces pensamos en cómo podíamos fomentar esa generación de más trabajo y pensamos en algo así.

¿Qué es lo que más los ha retado como emprendedores de El Cubo?

El reto ha sido grande. Podíamos hacer solo oficinas en donde se cobrara la renta mensual y listo, es mucho más fácil de manejar y más rentable también, pero no es nuestra visión porque no estaríamos generando ese impacto. Entonces decidimos que queríamos que hubieran espacios de coworking y también este tipo de eventos. Muchas veces lo hacemos sin cobro para que venga más gente de todo nivel socioeconómico a escuchar las pláticas o que pongan sus mercaditos —porque tal vez tu tienes un producto bueno, pero es necesario tener ese espacio para que te conozcan—, entonces quizá con unos 200 quetzales puedes crear presencia de tu marca.

Por ende, yo creo que es bien importante con El Cubo seguir fomentando estos espacios para la oportunidad de hacer un coworking que te sirva para generar ideas, inspirarte o simplemente venir a tomarte un café arriba; porque solo el hecho de estar arriba, respirar otra cosa y ver otra cosa te abre la mente. La innovación viene de preguntar y hacer pequeños experimentos.

Hablando de experimentos, ¿qué nuevos experimentos han implementado últimamente en El Cubo?

Cambiamos de lugar la cafetería y la mandamos para el primer nivel, pero generamos mucha bulla para que hubiera más espacios de coworking porque nosotros seguimos experimentando y tomando riesgos. Entonces debimos tomar una decisión y fue la de implementar más espacios de coworking en la plaza central del edificio. Por lo tanto, seguimos innovando y ese proceso de mejora continua es la vida del emprendedor: probar, validar y darle la vuelta y no darse por vencido. Eso es lo básico y es lo que pedimos y aprendemos de otros emprendedores, por ello estamos en las mismas.

¿Han contratado ustedes también los servicios de emprendedores que han venido a El Cubo?

Sí, eso es lo más lindo, no solo contratar sino también recomendar. Todo el tiempo halo gente y estoy recomendándolos a mi círculo. Por ejemplo, hay unos que empezaron de coworkers, luego se fueron a una oficina chiquita, luego a una oficina más grande y el otro día dije: “ya se graduó una empresa”, porque crecieron tanto que ya no les puedo construir algo más grande de un día al otro. Para mí eso es una bendición porque lograron crecer al punto de que necesitan algo más grande y ¡qué alegre!

Lo que hay que hacer es acompañar al emprendedor en sus diferentes etapas, a veces de mucho crecimiento y a veces de poco o por proyectos.

¿Cómo piensan seguir acompañando al emprendedor a futuro?

Un sueño que tenemos es tener un centro de servicios para el emprendedor en donde nosotros, por volumen, podamos reducir el costo del acceso a mejor apoyo. Entonces, por ejemplo, lograr darles un apoyo fiscal o legal y acercar a expertos en cualquier materia para que nos venga a apoyar. Es que, ya te digo, pagarle una consultoría a alguien así es imposible. Pero muchas veces vas a necesitar instrucción por ejemplo sobre empleados que no necesitas que ocupen un tiempo completo, porque estás empezando y situaciones así. Entonces yo creo que nos falta mucho por hacer para poder crecer.

El cubo ya cumple un año, ¿cómo se perfilan de aquí a cinco años?

Aún no lo creo, eso de que vayamos a cumplir un año, porque hay tantas cosas que no he logrado terminar de hacer, pero en este primer año queríamos que fuera un poco al azar, que pasara solo y luego ir viendo donde están las áreas en las cuales podemos unir esfuerzos, agregar valor, entender el mercado, entender el país y la región. Entonces yo creo que ha sido un año de observación en donde hemos dejado que las cosas pasen un poco para ver hacia donde podemos en verdad ayudar. Estamos aprendiendo todavía.

Lo que sigue es ver el impacto que estamos generando, ver que las personas que estuvieron aquí sí lograron crecer, cosa que ya hemos visto con varias empresas, y empezarlo a documentar. Porque se debe identificar ¿qué es un mejor trabajo? Yo creo que deberíamos poder medir cuales son los trabajos donde las personas logran desarrollarse: tener esperanza, un mejor futuro para sus hijos y eventualmente hacer lo que les apasiona, aunque no todos empezamos haciendo lo que nos apasiona, pero al menos un trabajo digno.

En cinco años pues me va a encantar que nos copien mucho. Tenemos una filosofía de transparencia y apertura del tipo ¡vengan, vengan! Porque donde hay competencia uno mejora y yo espero que haya otros centros de trabajo, de oficinas, de emprendimientos y de empresas. Lo principal es hacer un centro de excelencia que sea un semillero de donde salgan muchas más ideas y más empresas que generen trabajo, porque alguien tiene que ser el primero en prender la luz en el cuarto y así me siento yo.

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