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Cómo quitarle el trabajo a un robot

“Despedidos por ineptos los robots de un hotel de Japón…”.

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Sucedió en enero de 2019, una noticia que no tardó en acaparar las portadas de los medios de comunicación de todo el mundo, y no era para menos, porque demostraba, entre otras muchas cosas, que no es oro todo lo que reluce…

El Henn-na hotel fue inaugurado en julio en la ciudad de Sasebo (Nagasaki), una aventura que no empezó nada mal, puesto que tan solo tres años después la cadena de hoteles Henn-na ya tenía nueve establecimientos de ese tipo por todo el país. Avanzaba a buen ritmo un proyecto bajo el que los directivos de la empresa se habían propuesto cambiar las reglas del juego de su sector tras conseguir poner en marcha el hotel más eficiente del planeta.

Una apuesta que además se reflejaba claramente en el precio de las habitaciones, dado que el coste de la estancia partía de los 9.000 yenes (lo que equivalía a unos 67 euros). Un precio más que razonable; y más teniendo en cuenta que el hotel estaba ubicado en un parque temático …

Pero ¿cómo lograr semejante hazaña? Pues bien, la estrategia estaba muy clara, lo conseguirían como mandan los nuevos tiempos, con mucha tecnología y montones de robots capaces de reducir la plantilla de “seres humanos” hasta límites insospechados. Y, por esa razón, en todos los hoteles de la cadena había muchísimos robots.

Sin embargo, se hicieron especialmente famosos los velociraptores, unos simpáticos dinosaurios que atendían en la recepción, encargándose de exhibir el nivel tecnológico del lugar. No obstante, esto no siempre se conseguía, dado que hacer las fotocopias de los pasaportes no era precisamente su fuerte. Por esa razón, aunque se convirtieron en los robots más emblemáticos del lugar, no terminaron convenciendo a unos huéspedes que, debido a su velocidad, acababan haciendo gran parte de sus tareas para lograr terminar, de una vez por todas, el proceso de check-in.

Por todo ello, era lógico que antes o después llegase la noticia de su despido. Y entre los culpables destacaba Churi, un simpático robot con aspecto de muñeca que recibía a los huéspedes sentado en la mesita de noche de las habitaciones.

Churi funcionaba como un asistente de voz y podía responder a preguntas sobre temas como el tiempo o los restaurantes más cercanos, aunque también era capaz de encender y apagar la luz. Sin embargo, fue precisamente Churi quien causó los problemas más graves, puesto que cuando escuchaba los ronquidos de los huéspedes pensaba que se trataba de un comando de voz y, al no entender lo que se esperaba de él, no paraba hasta despertarles:

«Lo siento, no pude captar eso. ¿Podrías repetir tu solicitud?».

Y lo hacía implacable, tenía que cumplir con sus obligaciones. Un día y otro día, una noche y otra noche…

Sin embargo, noticias así no son nuevas. ¿A quién no le recuerda todo esto lo que sucedió también en Edimburgo?

“Un robot es despedido por incompetente tras una semana de trabajo”

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En esta ocasión, fue un robot que había sido “bautizado” como Fabio el que ni siquiera pasó el periodo de prueba. Había conseguido un empleo en la tienda de comestibles Margiotta Food & Wine, pero fue despedido porque con el ruido del establecimiento era incapaz de entender las preguntas de los clientes.

Sin embargo, dicen que el principal problema era que se mostraba demasiado entusiasta, con una actitud que «agobiaba» tanto a los clientes que hacían todo lo posible para evitar encontrarse con él por los pasillos del local.

En pocas palabras, unas historias que nos resultan hasta cómicas, porque no estamos acostumbrados a ellas. ¿No es verdad? Dicho esto, imagínatela si los protagonistas hubieran sido humanos en lugar de robots, ¿te hubieran hecho tanta gracia?

• “Despedidos por ineptos los trabajadores de un hotel de Japón…”.
• “Un dependiente es despedido por incompetente tras una semana de trabajo”

¿A que no? Lo que sucede es que a menudo vemos a los robots como nuestros enemigos en el mercado laboral y son anécdotas como estas las que nos dan un poco de esperanza. Sin embargo, ¿demuestran estas historias que los robots son inferiores a los humanos? ¿O que, tras unos años de fuerte robotización, ahora empezará un cambio de tendencia?

¡Por supuesto que no! Son historias que nos enseñan cómo asegurar nuestra empleabilidad en este nuevo entorno laboral, más competitivo y digitalizado que nunca, tras la llegada del COVID-19.

Son historias que nos demuestran que cuanto más humanos seamos, más difíciles seremos de sustituir… Y, por eso, es tan importante que nos preocupemos por desarrollar al máximo lo que nos diferencia de las máquinas, cosas como la intuición, la creatividad y, por supuesto, nuestra capacidad de empatizar.

Por ello, no lo olvides nunca: “lo que nos diferencia (de los robots) es lo que nos hace empleables”. ¡¡¡Y créeme son muchas cosas!!!

Por: Silvia Leal

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