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La gran ironía; el inmigrante que no va en busca de empleo, él los genera

Hamdi Ulukaya, un inmigrante turco que fundó la empresa de yogures Chobani en 2005, anunció que entregará a sus empleados acciones de hasta el 10 % de la compañía cuando se publique o se venda / Por: Alexandra Hootnick - El New York Times.

Según muchos parámetros, Chobani personifica la clásica historia de éxito del inmigrante estadounidense.

Por: David Gelles

Su fundador, Hamdi Ulukaya, es un inmigrante turco de ascendencia curda. Compró una fábrica de yogur desaparecida en el norte del estado de Nueva York, añadió una instalación en Twin Falls, Idaho, y ahora emplea a unas 2,000 personas que producen yogur griego.

Pero durante la contenciosa temporada electoral, la extrema derecha tuvo un problema con Chobani: en su opinión, demasiados de esos empleados son refugiados.

A medida que Ulukaya ha intensificado su activismo —empleando a más de 300 refugiados en sus fábricas, empezando una fundación para ayudar a los migrantes y viajando a la isla griega de Lesbos para ser testigo de la crisis de primera mano—, él y su compañía han sido blanco de ataques racistas en redes sociales y artículos conspiratorios en sitios web que incluyen a Breitbart News.

Ahora, hay llamados a boicotear a Chobani. Ulukaya y la empresa han sido blanco de burlas con epítetos racistas en Twitter y Facebook. Sitios web marginales han publicado artículos falsos que afirman que Ulukaya quiere “inundar a Estados Unidos de musulmanes”. Y el alcalde de Twin Falls ha recibido amenazas de muerte, en parte como resultado a su apoyo a Chobani.

El discurso de odio en línea está en ascenso

«Lo que está sucediendo con Chobani es una situación álgida más en esta batalla entre las voces de la xenofobia y las voces que defienden una política de inmigración racional», dijo Cecillia Wang, directora del Proyecto de Derechos de los Inmigrantes en la Unión Estadounidense de Libertades Civiles.

Chobani y Ulukaya declinaron hacer comentarios para este artículo. Representantes de Breitbart no respondieron a solicitudes de comentarios.

Ulukaya llegó al norte del estado de Nueva York en los años 90 para asistir a la escuela. Para 2002, estaba produciendo y vendiendo queso feta inspirado en una receta de familia. Unos años después, se enteró de que una fábrica local de yogur y queso que había cerrado estaba en venta. Con un préstamo de 800,000 dólares de la Administración de Pequeñas Empresas (SBA, por su sigla en inglés) compró la fábrica, y empezó a vender yogur Chobani en 2007.

Conforme crecía el negocio, Ulukaya necesitó más ayuda. Cuando se enteró de que había un centro de reubicación de refugiados en una localidad cercana, preguntó si alguno de los recién llegados quería un empleo en Chobani. Ulukaya ofreció transporte a los recién contratados, y contrató traductores para ayudarles. Pagó a los empleados refugiados salarios por encima del salario mínimo, como hacía con los otros trabajadores en la fábrica.

Cuando Chobani abrió su fábrica en Twin Falls, Ulukaya una vez más recurrió a un centro de reubicación local. La compañía ahora emplea a refugiados reubicados procedentes de Irak, Afganistán y Turquía, entre otros países.

«En el minuto en que un refugiado tiene un empleo, deja de ser refugiado», dijo Ulukaya en una plática que ofreció este año. Hoy, Chobani tiene ventas de yogur anuales de alrededor de USD 1 500 millones. El año pasado, Ulukaya firmó la Giving Pledge, la promesa de donar la mayor parte de su fortuna para ayudar a los refugiados.

«He aquí un inmigrante que no está compitiendo por empleos, sino creando un gran número de ellos»

El trabajo de Chobani con los refugiados pasó en gran medida inadvertido hasta enero, cuando Ulukaya habló en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza. Su mensaje —que las corporaciones necesitaban hacer más para ayudar a los refugiados— se abrió camino en la retórica moralista.

«Causó una verdadera sensación», dijo Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch, quien asistió al evento. «Ahí estaba alguien que iba más allá de las charlas bienintencionadas de Davos y estaba haciendo algo real».

Cisco, IBM, Salesforce y más, se unieron a otros en prometer varias formas de asistencia a los refugiados. Esas empresas y otras empezaron a trabajar con la Fundación Tent, la cual fundó Ulukaya el año pasado.

Pero, aunque una alianza de empresas bien conocidas estaba trabajando ahora junta sobre el tema, los críticos en línea se centraron en Chobani. Poco después de que Ulukaya hablara en Davos, el sitio web de extrema derecha WND publicó un artículo originalmente titulado «Magnate del yogur estadounidense promete sofocar a EU con musulmanes».

Luego, este verano, Breitbart, el sitio web noticioso conservador, empezó a publicar una serie de artículos engañosos sobre Chobani.

Pronto, el alcalde de Twin Falls, Shawn Barigar, se encontró en el centro de una teoría de la conspiración.

Ulukaya parece no sentirse disuadido. Recientemente, participó en una discusión de mesa redonda con el presidente Barack Obama y líderes empresariales sobre cómo las corporaciones pueden ayudar a los refugiados.

Y su trabajo con los refugiados es parte de un conjunto más amplio de iniciativas. Recientemente dio 10 % de las acciones de Chobani a sus empleados, y está ofreciendo licencia por paternidad a todos los empleados, incluidos los trabajadores de la planta.

«Es la pesadilla de los xenófobos», dijo Roth. «He aquí un inmigrante que no está compitiendo por empleos, sino creando un gran número de ellos. Va totalmente en contra de la narrativa de la extrema derecha».

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