Tengo miedo. Y sí, tengo ansiedad por el futuro, incertidumbre y también me ha invadido la tristeza varias veces.
Se destrozaron todos nuestros planes, todos, al igual que muchos también perdí mis ingresos en un 95%. Vivo de la publicidad, de los patrocinios, de dar conferencias, de las conexiones entre inversionistas, empresas y emprendedores potenciales. Imprimir revistas, hacer eventos, generar contenido, todo esto está parado casi por completo.
Jamás me han escuchado ser negativo, y los que me conocen saben que no acostumbro usar «malas palabras», pero todo se fue a la mierda.
Ahora que tengo tu atención, sigamos hablando del miedo, ¿a qué le tienen miedo los empresarios?
Le tienen miedo a no ver la oportunidad, a no saber cómo enfrentar la situación, a equivocarse, al caos que produce la incertidumbre.
Miedo a perder su esencia, a tener que despedir a su equipo que son su familia, a que su patrimonio se desgaste o se desplome.
Miedo a que su pasión no arda como siempre, al riesgo, a no querer levantarse al siguiente día. A perder en el camino pedazos de su alma que tendrá que reconstruir, a no entender el por qué.
A no poderse subir a esa ola en el momento correcto. A no encontrar la inspiración, a eso le tenemos miedo, a no saber cómo reinventarnos.
Pero en medio de esta vorágine que nos ha golpeado seamos fuertes, sensatos, sabios y no nos dejemos vencer, todo pasa con un propósito y todo volverá a la normalidad y saldremos de esto con una sonrisa de victoria.
Desgastarnos tratando de rescatar lo que se perdió no servirá de nada, usemos esa fuerza para avanzar en esta nueva normalidad. Y no hagamos locuras retomemos todo, sigamos haciendo negocios y trabajemos más duro.
Hay dos formas como veo lo que pasa a mi alrededor, creer que todo es un milagro o creer que nada lo es, he decidido pensar que esto me traerá más bien que mal y nos impulsará a nuestro destino.
Adelante amigos!!