Hace cinco años anuncié que me daría un año sabático, tenía planes puntuales para hacerlo, entre ellos terminar de escribir un libro, una de mis mayores pasiones.
Por: Alexis Canahui
Parecía una buena idea dedicarme un año a escribir, dar conferencias, y apoyar en juntas directivas de negocios en crecimiento, no precisamente descansar, sino buscar respuestas y reinventarme.
Los expertos en el tema aconsejan que un año sabático antes de entrar a la universidad estimula el éxito, al igual que hacerlo antes de los cuarenta años en etapa de cambio generacional.
He trabajado formalmente desde los 12 años, cuando mis tres hermanos y yo quedamos huérfanos de padre. Era la perfecta justificación, pero entendí que no era la forma correcta, leyendo y consultando comprendí que lo mejor era retractarme.
Pero también encontré un consejo que he tratado de seguir, y es hacer un sabático en 5 años, es decir retirarme 2.5 meses cada año. Algo que también era un reto, considerando que seguiría teniendo las mismas responsabilidades.
Aunque renuncié a la idea, mantuve la determinación de seguir la satisfacción personal, la salud y la armonía familiar, y cada vez que pueda escaparme de la tensión y el estrés laboral; pero al parecer Dios se ocupó de lo que yo no podría, y pasaron muchas cosas extrañas y milagrosas.
Por ejemplo, tener la oportunidad de vivir en la zona 10 junto a mi oficina, viajar varias veces a lugares como New York e Israel y en algunos casos todo pagado, lanzar el libro Traccionable y lograr decenas de notas de prensa en los medios más importantes.
Creo que no pude darme un año sabático completo, pero sí logré reflexionar y tomar tiempo para ver hacia el futuro, entender con mayor intensidad mi propósito.
Lo interesante de este ejercicio fue descubrir que la mayoría de personas se resisten a la idea de un año sabático; hoy creo más en la necesidad de retirarse por un tiempo y encontrarte con la razón de tu existencia.